Indulgencias

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La indulgencia jubilar se convierte en una forma real de representar que la misericordia de Dios supera los límites de la justicia humana, haciéndolos nuevos hasta el momento presente. Este tesoro de gracias había entrado en la historia humana a través de los profetas de Jesús y de los santos. Éstos interpretan solemnemente las exigencias de esa gracia en nuestros corazones, presentando como efectivo nuestro mismo deseo de perdón. La indulgencia jubilar libera nuestro corazón del peso del pecado, ya que, gratuita y generosamente, se proporciona la reparación debida por nuestras faltas.

En la práctica, experimentar la misericordia de Dios puede traducirse en la realización de ciertas actividades espirituales propuestas por el Papa. Incluso cuando las personas no puedan participar en la peregrinación jubilar por enfermedad o por cualquier otro motivo, se les anima a participar en el camino espiritual que acompaña al año jubilar, ofreciendo sus sufrimientos cotidianos y uniéndose a la celebración eucarística.