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El Papa: «Las palabras de Jesús nos han liberado de la prisión de la desesperación».
«Un profeta, incluso encadenado, conserva la capacidad de usar su voz en la búsqueda de la verdad y la justicia».
Evocando a Juan el Bautista, que fue encarcelado por sus predicaciones, el papa León XIV comenzó su reflexión dominical del Ángelus con esta poderosa imagen. Incluso tras las rejas, siguió esperando y cuestionando. Juan se convirtió así en un signo de que la Palabra de Dios no puede ser silenciada, incluso cuando los profetas son privados de libertad.
Desde su celda, dijo el papa León, Juan el Bautista oye hablar de las obras realizadas por Jesús. Sin embargo, estas obras no se corresponden con lo que él esperaba. De ahí su pregunta: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Una pregunta que resuena a lo largo de los siglos y llega a todos aquellos «que buscan la verdad y la justicia, que anhelan la libertad y la paz», y que siguen cuestionando a Jesús.
El papa León: Las flores pueden florecer incluso en las cárceles
El papa León: Las flores pueden florecer incluso en las cárceles
La autorrevelación de Cristo
En respuesta, Jesús no ofrece una definición teórica de su identidad. Invita a las personas a fijarse en lo que hace. «Son los más pequeños entre nosotros, los pobres, los enfermos, quienes hablan por él», subrayó el Santo Padre, señalando que el Mesías es reconocible por sus obras, que son signos visibles de la salvación en acción: «Los ciegos ven, los mudos hablan, los sordos oyen».
Incluso la imagen de Dios, desfigurada por la enfermedad y la exclusión, se restaura en su integridad. Incluso los propios muertos —«completamente insensibles»— son resucitados a la vida. Esto, insistió el Papa, es el corazón del Evangelio: «¡Cuando Dios viene al mundo, se puede ver!».
La multitud se reunió en la Plaza de San Pedro para el Ángelus (@Vatican Media)
Liberados del desánimo
«Las palabras de Jesús nos liberan de la prisión de la desesperación y el sufrimiento. Todas las profecías encuentran en Él su esperado cumplimiento».
Es Cristo, continuó el Papa, quien abre los ojos de la humanidad a la gloria de Dios, Dios que «da voz a los oprimidos, a quienes la violencia y el odio han quitado la voz; que vence la ideología que hace a las personas sordas a la verdad; y que cura las ilusiones que distorsionan el cuerpo».
El Adviento: un tiempo de espera y atención
Durante este tiempo de Adviento, el Papa invitó a los fieles a unir dos actitudes fundamentales: «esperar al Salvador» y «estar atentos a lo que Dios está haciendo en el mundo».
«Gaudete in Domino semper». El Santo Padre también recordó el significado del tercer domingo de Adviento, el Domingo Gaudete, el domingo de la alegría. Se trata de una alegría que no permite eludir las pruebas, sino que perdura «especialmente cuando la vida parece perder su sentido y todo parece más oscuro».