Durante una reunión con creyentes, el Papa declaró que las inversiones injustas podrían «causar la muerte de millones de personas».

Durante una reunión con creyentes, el Papa declaró que las inversiones injustas podrían «causar la muerte de millones de personas» Durante una reunión con creyentes, el Papa declaró que las inversiones injustas podrían «causar la muerte de millones de personas»

Durante su audiencia general del miércoles en la plaza de San Pedro, el papa León XIV reflexionó sobre el sentimiento universal que todos tenemos de estar constantemente en movimiento, lo que «nos impulsa a hacer, a actuar».

Destacó cómo a menudo se requiere velocidad para alcanzar los objetivos ideales en casi cualquier campo. Pero, en lugar de centrarse en las exigencias mundanas, dirigió la atención a la resurrección de Jesús y cómo esto puede afectar a nuestra vida cotidiana.

Cuando todos participamos en la victoria de Cristo sobre la muerte, la pregunta es: ¿encontraremos descanso? El Papa explicó que nuestra fe nos dice que sí. Sin embargo, no será un descanso inactivo. Más bien, viviremos en paz y alegría. El Papa León preguntó: «Entonces, ¿debemos simplemente esperar, o esto puede cambiarnos ahora mismo?».

«A costa del precio sangriento de millones de vidas humanas»

Cada día nos encontramos completamente absortos en actividades que no nos satisfacen, pero que se ocupan de cuestiones prácticas y concretas.

Nuestra vida cotidiana está llena de elecciones, problemas, dificultades y responsabilidades. Este también fue el caso de Jesús, pero Él se centró en «entregarse hasta el final».

El papa León advirtió contra la idea de que hacer tantas cosas nos llena. En cambio, «se convierte en un vórtice que nos abruma, nos quita la serenidad y nos impide vivir plenamente lo que es verdaderamente importante en nuestras vidas».

El Papa firma una pelota de béisbol en el papamóvil (@VATICAN MEDIA) El Papa firma una pelota de béisbol en el papamóvil (@VATICAN MEDIA)

Cuando estamos cansados e insatisfechos, puede parecer que dedicamos gran parte de nuestro tiempo a un millón de cosas prácticas que no nos llevan a la meta final de nuestra existencia. Incluso al final de unos días llenos de acontecimientos y actividades, podemos sentirnos vacíos. ¿Por qué?, preguntó el Papa. «Porque no somos máquinas, tenemos un "corazón"; de hecho, podemos decir quesomosun corazón».

El corazón, explicó el Santo Padre, «es el símbolo de toda nuestra humanidad, la suma de nuestros pensamientos, sentimientos y deseos, el centro invisible de nosotros mismos». El Evangelio de Mateo nos invita a reflexionar sobre el corazón como el lugar donde guardamos todos nuestros tesoros.

Por esta razón, es esencial que no almacenemos nuestros tesoros en cosas terrenales y temporales. Nuestros tesoros no deben encontrarse en inversiones financieras, «que hoy más que nunca están fuera de control y se concentran injustamente a costa del precio sangriento de millones de vidas humanas y la devastación de la creación de Dios».

El Papa instó a todos a mirar dentro de sí mismos para ver dónde están sus tesoros y sus corazones, porque con la cantidad a veces abrumadora de compromisos, nos enfrentamos a un riesgo creciente de dispersión, desesperación y falta de sentido.

Calmar nuestros corazones inquietos

Sin embargo, si cambiamos nuestra interpretación de la vida y la vemos a través del prisma de la Pascua, podemos encontrarle sentido; obtenemos «acceso a la esencia de la persona humana, a nuestro corazón:cor inquietum». Este es el «corazón inquieto» del que habla San Agustín en su famosa obraConfesiones.

San Agustín de Hipona escribió sus «Confesiones» a finales del siglo IV (VALENCIA, ESPAÑA - 14 DE FEBRERO DE 2022: La pintura barroca de San Agustín en la catedral, basada en el original de Claudio Coello) San Agustín de Hipona escribió sus «Confesiones» a finales del siglo IV (VALENCIA, ESPAÑA - 14 DE FEBRERO DE 2022: La pintura barroca de San Agustín en la catedral, basada en el original de Claudio Coello)

Esta sensación de inquietud demuestra que nuestros corazones no se mueven al azar, «de forma desordenada, sin un propósito ni un destino, sino que están orientados hacia su destino final, el "regreso a casa"». El verdadero tesoro de nuestro corazón se encuentra en el Dios que ama, y podemos encontrarlo amando a nuestro prójimo.

Ver a nuestros hermanos y hermanas nos exige reducir la velocidad y mirarlos a los ojos; a veces, requiere un cambio de planes o una nueva dirección.

Como señaló el papa León, el secreto del movimiento del corazón es «volver a la fuente de su ser, deleitarse en la alegría que nunca falla, que nunca decepciona».

Es imposible vivir sin sentido, más allá de lo que se va. «El corazón humano no puede vivir sin esperanza», subrayó el Papa, «sin saber que está hecho para la plenitud, no para la carencia».

Jesús, a través de su Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, nos allanó el camino hacia esta esperanza. Si entramos «en el dinamismo del amor para el que fue creado», nuestros corazones inquietos no se sentirán decepcionados. El destino es seguro, la vida ha vencido y, a través de Cristo, la vida seguirá venciendo «en cada muerte de la vida cotidiana».