El Papa recibió a Robert De Niro en el Vaticano.

Primero hubo risas, esas que surgen cuando te encuentras cara a cara con alguien cuya imagen has visto innumerables veces en pantallas y revistas, y que ahora está justo delante de ti. Luego vino el saludo: el Papa habló primero: «¡Buenos días! ¡Es un placer conocerle!». «Para mí también», respondió Robert De Niro.

El actor fue recibido por el papa León XIV en el Vaticano. La breve audiencia tuvo lugar esta mañana en la Sala del Tronetto del Palacio Apostólico, en medio de la apretada agenda del pontífice.

Audiencia en el Vaticano

El famoso actor de 82 años, ganador de dos premios Óscar, es estadounidense, pero se enorgullece de su ascendencia italiana (concretamente de Molise). Quería concluir su visita de 48 horas a Roma con un apretón de manos del Papa, su compatriota. Un pontífice que, como recuerdan muchos amigos de toda la vida de Chicago, siempre ha sido un gran aficionado al cine. Y así fue: en la Sala del Tronetto, una breve conversación en inglés, una foto con las cinco personas que lo acompañaban y, finalmente, un rosario obsequiado por el Santo Padre a cada uno de ellos.

Una medalla en Roma

La visita de De Niro al Vaticano le permitió sumergirse en la belleza artística del Palacio Apostólico, el broche de oro perfecto tras la experiencia de ayer, cuando, de pie en el balcón con el alcalde Roberto Gualtieri en el Campidoglio, quedó cautivado por el esplendor de los Foros Imperiales.

«Roma es más que una ciudad, es una obra de arte viviente», dijo la estrella al alcalde, quien le entrególa Lupa Capitolina, el máximo honor de la ciudad. El protagonista de películas legendarias,entre ellas El padrino, para la que incluso aprendió el acento siciliano, aceptó el premio con emoción: «Ser reconocido aquí, en un lugar que ha dado tanto al mundo de la cultura, el cine y la belleza, es realmente conmovedor...».

El actor añadió: «Mi familia tiene raíces en Italia, por lo que este reconocimiento tiene un significado muy especial para mí».