El Papa: La base de la educación es la vida interior, la solidaridad, el amor y la esperanza.

El Papa: La base de la educación es la vida interior, la solidaridad, el amor y la esperanza El Papa: La base de la educación es la vida interior, la solidaridad, el amor y la esperanza

El papa León XIV basó su discurso a los educadores de todo el mundo, reunidos en la plaza de San Pedro con motivo del Jubileo de la Educación, en su propia experiencia como profesor en instituciones educativas agustinas.

La vida interior, la unidad, el amor y la alegría, cuatro aspectos clave de la doctrina de Santo Tomás de Aquino: estos son, según el papa agustino, los pilares de la educación cristiana.

En su discurso, el Papa instó a que estos se convirtieran en los «elementos clave» de la práctica educativa, que, en su opinión, ayuda a encarnar el rostro de «la Iglesia (...) Madre y Maestra (...) para los numerosos alumnos y estudiantes a cuya educación os dedicáis».

Encuentro humano profundo

Inspirándose en una frase de san Agustín —«el sonido de nuestras palabras llega a los oídos, pero el verdadero Maestro está dentro»—, el Papa recordó a su audiencia que «es un error pensar que las palabras bonitas o las aulas, los laboratorios y las bibliotecas bien equipados son suficientes para enseñar».

«Estos son solo medios y espacios físicos, sin duda útiles, pero el Maestro está dentro», dijo, subrayando que la verdad no fluye a través de los sonidos, las paredes o los pasillos, sino a través del «encuentro profundo entre personas, sin el cual toda propuesta educativa está condenada al fracaso».

Interioridad

Continuando con esta reflexión, el Papa señaló que los estudiantes de hoy necesitan ayuda para «entrar en contacto con su interior», haciendo hincapié en el desafío de la superficialidad en un mundo «dominado por las pantallas y los filtros tecnológicos». También señaló que incluso los educadores —«a menudo cansados y agobiados por tareas burocráticas»— corren el riesgo real de olvidarel cor ad cor loquitur(«el corazón habla al corazón»), una expresión de San John Henry Newman que se hace eco de la exhortación del propio Agustín: «No busques fuera de ti mismo. Vuelve a ti mismo. La verdad habita en tu interior».

Según el Papa, estas dos expresiones nos invitan a ver la educación como «un camino que recorren juntos profesores y alumnos, conscientes de que su búsqueda nunca es en vano, pero también de que deben seguir buscando incluso después de haber encontrado».

«Solo este esfuerzo humilde y compartido —dijo—, que en el ámbito escolar toma la forma de un proyecto educativo, puede acercar a los alumnos y a los profesores a la verdad».

Unidad

Sobre el tema de la unidad, el Papa —cuyo lema pontificio,In Illo uno unum est(«En el Uno, somos uno»), se centra precisamente en este concepto— afirmó que «solo en Cristo encontramos verdaderamente la unidad: como miembros unidos a la Cabeza y como compañeros en el camino del aprendizaje a lo largo de toda la vida».

Esta dimensión de «unidad», tan presente en los escritos de San Agustín, es fundamental en los contextos educativos, dijo el Papa, tanto como desafío al egocentrismo como estímulo para el crecimiento.

Amor

Pasando al tercer punto, el amor, el Papa subrayó que «para enseñar, no basta con compartir conocimientos, sino que debe haber amor».

«La enseñanza nunca puede separarse del amor», dijo, «y uno de los retos de nuestras sociedades actuales es que ya no valoramos lo suficiente la inmensa contribución que los profesores y educadores hacen a la comunidad en este sentido».

Solo cuando hay amor, subrayó, la enseñanza será verdaderamente fructífera, «no solo en su contenido, sino sobre todo en la caridad que transmite».

Alegría

Por último, sobre el tema de la alegría, el Papa señaló que «los verdaderos maestros enseñan con una sonrisa, y su reto es despertar sonrisas en lo más profundo del alma de sus alumnos».

Expresó su preocupación por el hecho de que los entornos educativos actuales muestran cada vez más «signos de fragilidad interior generalizada en todas las edades». «No podemos cerrar los ojos ante estas silenciosas llamadas de auxilio», advirtió el papa León. «Debemos esforzarnos por identificar sus causas más profundas».

La inteligencia artificial, advirtió, con su «conocimiento técnico, frío y estandarizado», corre el riesgo de aislar aún más a los alumnos que ya están aislados, dándoles la ilusión de que no necesitan a los demás o, lo que es peor, de que no son dignos de ellos.

En este contexto, dijo el Papa, el papel del educador es el de comprometerse con el ser humano, «y la alegría misma del proceso educativo es profundamente humana, una llama que fusiona las almas y las hace una».